Llevo cinco años en el Ampa del cole de mis peques, y si, por supuesto, es mucho esfuerzo, y se necesita tiempo, pero si se quiere, se puede.
Estoy rodeada de un grupo fantástico de compañeros que hacen todo eso desde hace tiempo y ahí están. Este año nos hemos propuesto un esfuercito más para hacer una fiesta de fin de curso más solidaria y lo hemos conseguido.
Un día antes de la fiesta, en pleno barullo de organización, recibí una llamada de una madre que quería colaborar, que me preguntaba en que podía ayudar, se ofrecía para cualquier cosa, porque ir a la fiesta para ellos era muy especial.
Me decìa que querían ir a con su hijo pequeño ya que por la enfermedad del segundo (más pequeño aun) no podían hacer con el mayor algo tan sencillo como pasar una tarde disfrutando y compartiendo . Y que se lo merecía.
Me agradecía enormemente que la organizaramos mientras me contaba su historia y a mi se me encogía el corazón escuchándola.
Así que todo esfuerzo ha sido poco...
La super mesa de comida donada por las familias |
El ambientillo |
El castillo del que no salió Guille en cuatro horas |
El paseo en pony! |
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